Mantenimiento vs. Mejora: ¿Cuándo es Deducible el Arreglo de tus Activos?

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Publicado el 22/09/2025

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Cuando inviertes dinero en reparar o acondicionar un activo de tu empresa —un vehículo, una máquina, el inmueble—, surge una duda fiscal importante: ¿ese desembolso es un gasto de mantenimiento que se deduce de inmediato, o es una inversión que debe depreciarse a lo largo del tiempo? La diferencia es crucial y el SAT la tiene muy clara.

Un gasto por mantenimiento es aquel que se realiza para conservar el activo en condiciones de operación, sin que esto modifique su vida útil o aumente su valor o productividad. Por ejemplo, el cambio de aceite de un vehículo, la reparación de una pieza dañada en una máquina o pintar la fachada de la oficina. Estos gastos son 100% deducibles en el mes en que se pagan.

Por el contrario, una inversión en mejoras o adaptaciones es aquella que prolonga la vida útil del activo, aumenta su capacidad productiva o le añade beneficios que no tenía originalmente. Por ejemplo, cambiarle el motor completo a un camión por uno nuevo, agregar un módulo a un software para que haga nuevas tareas, o realizar una ampliación a tu bodega. En estos casos, el costo se considera una adición al activo y debe depreciarse a la tasa correspondiente, no deducirse de golpe.

La clave para la correcta deducción está en el soporte documental. El CFDI que te emita el proveedor debe describir el servicio de forma clara. Si dice "servicio de mantenimiento preventivo", apoya la idea de un gasto. Si dice "instalación de nuevo motor", claramente se trata de una inversión.

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