En la era digital, es fácil pensar que el cumplimiento fiscal es solo cuestión de portales y archivos electrónicos. Sin embargo, existe un pilar físico fundamental que el SAT vigila de cerca: tu Domicilio Fiscal. Este no es solo una dirección en un papel; es el lugar donde, para todos los efectos legales, la autoridad puede localizarte, y no hacerlo puede tener consecuencias drásticas.
El SAT tiene la facultad de realizar verificaciones de domicilio en cualquier momento. Un verificador puede presentarse en tu dirección registrada para confirmar que ahí se encuentra la administración principal de tu negocio. Si al visitarte, el personal del SAT no encuentra a nadie, no te reconoce, o la dirección es una casa abandonada o un lote baldío, te clasificarán como "Contribuyente No Localizado".
Ser "No Localizado" es una de las peores situaciones en las que puede caer una empresa. La consecuencia más inmediata y dolorosa es la Restricción o Cancelación de tus Certificados de Sello Digital (CSD). Esto significa que, de un día para otro, tu empresa pierde la capacidad de emitir facturas (CFDI). Tu operación se congela: no puedes vender, no puedes cobrar.
Asegúrate de que tu domicilio fiscal esté siempre correcto y localizable. Debe haber personal en horarios de oficina que pueda atender una visita y el aviso de cambio de domicilio debe presentarse dentro de los 10 días siguientes a cualquier mudanza. Un domicilio fiscal correcto no es un formalismo, es el ancla física que da validez a toda tu operación digital.
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