Más allá de las declaraciones mensuales y anuales, existe un nivel de cumplimiento fiscal enfocado en la transparencia de la planeación estratégica: los Esquemas Reportables. Esta figura, relativamente nueva en el Código Fiscal de la Federación, obliga a los contribuyentes y, principalmente, a sus asesores fiscales, a revelar al SAT ciertas estrategias diseñadas para obtener un beneficio fiscal.
En términos sencillos, si un plan, proyecto, o estructura legal genera o podría generar una ventaja fiscal en México (como diferir el pago de un impuesto, permitir una doble deducción, o evitar el pago por completo), es muy probable que se trate de un esquema que deba ser reportado. La ley busca conocer las estrategias que se utilizan en el mercado para poder analizarlas y, en su caso, legislar para inhibirlas si las considera agresivas o indebidas.
La responsabilidad de informar es dual. En primer lugar, recae sobre el asesor fiscal que diseñó o comercializó el esquema. Sin embargo, si el asesor no cumple, la obligación se traslada directamente al contribuyente que lo implementó. Esto crea una corresponsabilidad que no se puede ignorar y fomenta una mayor diligencia en la contratación de servicios de consultoría. Las consecuencias de no reportar un esquema obligatorio son severas. Las multas no son menores; pueden ascender a decenas de millones de pesos, buscando ser un fuerte desincentivo. Por ello, la planeación fiscal en 2025 ya no puede ser un secreto; debe realizarse con un enfoque de total transparencia ante la autoridad.