El tema de los depósitos en
efectivo y el SAT está lleno de mitos que pueden generar tanto pánico
innecesario como un exceso de confianza. Es fundamental aclarar qué es verdad y
qué no lo es sobre el famoso límite de los $15,000 pesos para evitar sorpresas
y manejar tus finanzas de forma segura.
El mito más grande es que el SAT
te cobrará un impuesto automático si depositas más de $15,000 en efectivo. Esto
es falso. La regla real es que las instituciones financieras (los bancos)
tienen la obligación de informar al SAT de manera anual sobre los clientes que
en sus cuentas hayan recibido depósitos en efectivo que en el acumulado mensual
superen los $15,000 pesos. Es un reporte informativo, no un impuesto.
El verdadero riesgo no es el
reporte en sí, sino lo que el SAT hace con esa información: buscar discrepancias
fiscales. Si la autoridad detecta que un contribuyente tiene depósitos en
efectivo recurrentes por montos importantes, pero no está declarando ingresos
que justifiquen ese flujo de dinero, entonces sí encenderá las alarmas. La
autoridad presumirá que esos depósitos son ingresos omitidos y te exigirá el
pago del impuesto correspondiente.
La mejor defensa es la
transparencia. Asegúrate de declarar todos los ingresos que percibes, sin
importar si fueron en efectivo o por transferencia. Y si recibes un depósito en
efectivo por un concepto que no es un ingreso gravable (un préstamo, un donativo,
el pago de una deuda personal), asegúrate de tener el soporte documental
(contrato, etc.) que ampare el origen de ese dinero.