La Tarjeta de Crédito Empresarial tu Herramienta de Doble Filo Fiscal

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Publicado el 29/08/2025

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La tarjeta de crédito empresarial es una herramienta poderosa: facilita las compras, centraliza los gastos y ofrece financiamiento a corto plazo. Cumple, además, con el requisito de ser un medio de pago electrónico para muchas deducciones. Sin embargo, su mal uso la puede convertir en una fuente de problemas serios con el SAT.

El principal riesgo es mezclar gastos personales con los del negocio. Usar la tarjeta de la empresa para pagar la despensa del supermercado, una cena familiar o unas vacaciones es una bandera roja gigante para la autoridad. El SAT tiene la capacidad de analizar tus estados de cuenta, y si detecta gastos que claramente no son "estrictamente indispensables" para la operación, no solo rechazará la deducción, sino que podría presumir que se trata de un dividendo o un préstamo al socio, con sus respectivas consecuencias fiscales.

El segundo error común es pensar que el estado de cuenta de la tarjeta es suficiente para amparar los gastos. Esto es falso. El estado de cuenta no sustituye al CFDI. Para que cada compra realizada con la tarjeta sea deducible, debes obtener la factura electrónica (CFDI) correspondiente de cada proveedor. Sin el CFDI individual, el gasto no es deducible, aunque aparezca en el estado de cuenta de la tarjeta empresarial.

La mejor práctica es implementar una política de uso estricta: la tarjeta es exclusiva para gastos del negocio, y cada transacción debe ser respaldada de inmediato por su CFDI. Este orden no solo te blinda ante el SAT, sino que también te da un control financiero mucho más claro y profesional sobre tus gastos.

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